Blog - El miedo ha cambiado de bando

Las elecciones en el Estado de México de ayer han marcado un punto de quiebre en la vida política de nuestro país que se puede comparar fácilmente con 1988 o con el año 2000. Podrá usted pensar que exagero al afirmarlo, pero imagínese entrar a la cueva del dinosaurio, enfrentarlo y ponerle un tremendo susto a quienes llevan décadas viviendo del miedo de la gente.
La vida política del Estado de México representa a la perfección todos los vicios que aquejan a nuestro sistema político: corporativismo, elecciones operadas desde el gobierno federal, compra y coacción del voto y cinismo para presentar cartas de protesta y reportes de incidentes en todas y cada una de las casillas en las que el PRI no ganó. No se respeta la voluntad en las urnas a menos que le sean favorables al Partido que ha gobernado 88 años y cada vez deja peor al Estado. ¿Y todavía preguntamos por qué la confianza en nuestras instituciones democráticas es nula?
Sí… Será muy probable que después de conteos e impugnaciones nos esperen seis años más de obras corruptas, de reparto de botines entre familiares y amigos, de lucrar con la gente por los mismos integrantes del mirreynato de Atlacomulco; pero definitivamente algo cambió después del 4 de junio.
El PRI, con todo y su maquinaria gigante, robusta y grosera para asegurar su victoria (que conste que no es asegurar la voluntad popular) estuvo a un margen ínfimo de quedarse sin la joya de la corona. Un Estado profundamente rojo se ha tornado guinda. Se dieron cuenta que han decepcionado hasta a aquellos que antes consideraban sus votantes cautivos. La gente salió a votar por un cambio, movidos por el hartazgo de los mecanismos de control que ejerce el PRI y no se traducen en mejorar la realidad más concreta de los mexiquenses… Se inauguró un nuevo momento político porque nos confirmaron que ni todo el dinero del mundo les alcanzará para comprar la dignidad de las personas.
Los mexiquenses se acostumbraron bajo los gobiernos priístas a vivir con miedo: a ser asaltados en el transporte público, a no conseguir un empleo que les permita vivir, a no tener oportunidades de estudio y desarrollo, a los feminicidios. Pero lo realmente relevante de estas elecciones es que el miedo ahora lo sienten aquellos que han aprovechado el poder para sus intereses personales… El miedo ha cambiado de bando.
Colaborador del Laboratorio. Polítólogo y economista de la UNAM con interés particular en temas de pobreza, desigualdad y relaciones laborales.
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