Blog - Las empresas “cool”

Bendita tecnología que ha llegado para hacernos la vida más fácil. Todo lo puedes hacer desde un smartphone. Puedes comprar vestidos de diseñador, ordenar comida, ver obsesivamente las fotos de tu prospecto, leer las noticias, reírte con tu vlogger favorito de YouTube, comenzar la revolución por Twitter. Todo al alcance de tus dedos. Un bellísimo discurso lleno de promesas de horizontalidad y fraternidad tecnológica, un discurso muy poco cuestionado.
Facebook, Twitter, Google, Uber, Rappi, Amazon entre otras no dejan de ser empresas. El objetivo es hacer dinero. Tal vez sus empleados no están apretando tuercas en una línea de producción ni derraman petróleo en los mares, cuestiones a las que estamos más acostumbrados al escuchar de los males del capitalismo. Sin embargo, la explotación de estas empresas está presente aunque sea diferente.
La experiencia inmediata la tuve con Rappi, empresa de repartidores en bici o motocicleta para la que trabajé la enorme cantidad de 18 horas las vacaciones invernales. Con eso tuve suficiente para empezar a notar semejanzas con las temibles empresas piramidales como Herbalife. Empezando, no se debe extrañar que tengan una estructura piramidal como la mayoría de las compañías, lo que sorprende es cómo venden la idea de llegar a la cima y empezar a ganar miles de pesos con un molesto tono motivacional. En la capacitación mostraron un diagrama triangular en el que empezabas como rappitendero novato que gana 4 mil pesos mensuales hasta ascender a rappitendero élite capitán que gana diez veces más “¡Levanten la mano quienes quieren ser élite capitán!… ¡Quienes no la levantaron conozcan a sus próximos jefes!”
Otra similitud es la insistencia en la que piden que entren más y más personas. El que invites a gente a trabajar en la empresa significa dinero para ti ¿Por qué? Porque significa más ingresos para la empresa que dice que no gana de tu esfuerzo sino de la “publicidad”. Pero ahora viene la pregunta importante ¿Cómo vende publicidad? ¿La gente entra en la aplicación buscando anuncios? No, la gente busca a alguien que trabaje, pero esos no son empleados de Rappi, son “voluntarios” que ofrecen hacer tus compras a cambio de una propina.
La clave está en adueñarse del trabajo que los usuarios realizan. Subrayo que son usuarios porque si fueran trabajadores además de estar obligados a pagarles el salario mínimo, tendrían que ofrecerles seguro del más alto nivel dado el riesgo de su trabajo, otorgarle los medios necesarios para su rendimiento y por supuesto, pagar impuestos como una compañía normal ¿Para qué si la gente lo hace por gusto?
El trabajo se convierte en voluntariado. En Uber no pagas el trabajo de un taxista, le das propina a un chofer informal que se ofreció a llevarte y éste paga a la aplicación 25% de esa “propina” por el derecho de usarla. Igualmente en Rappi pagas propina a un voluntario que se ofreció a llevarte un McTrío a la oficina ¿McDonalds o Rappi le pagaron algo al repartidor? No, pero la cadena sí le pagó a la aplicación por la oportunidad de pedir a través de ella sin que el trabajador tenga beneficio directo alguno, más bien el trabajador paga su playera y su plan de datos para seguir siendo un voluntario y seguir haciendo publicidad a la comida rápida. La gran ventaja de estas empresas sobre las piramidales es que los empleados-usuarios sí tienen ganancias, ínfimas, pero ganancias al fin con la flexibilidad prometida.
De una manera más abstracta pasa la misma apropiación de trabajo con Facebook, Twitter o YouTube. Lo que menos se busca al usar esas plataformas es ver anuncios, queremos encontrar en esas páginas entretenimiento, información o educación. Ese contenido a esas empresas no les cuesta absolutamente nada. Las fotos de nuestros amigos, lo que opinan, cómo les ha ido, algunos chistes, muchos memes, todos han sido generados de forma totalmente gratuita, de hecho algunos hasta pagan por difundirlos. ¿Te preguntas cómo Mark Zuckerberg está entre los diez hombres más ricos del mundo? Pues si tienes perfil de Facebook, estás junto a los 1650 millones de usuarios activos mensuales que creamos contenido gratis para él.
Ahora, yo me divierto compartiendo mis fotos y mis opiniones con mis amigos. Lo ridículo es que hay muchísimas personas que se dedican diario a regalar contenido a redes sociales para miles de seguidores, pensemos en todos los artistas que suben sus obras a las redes. Lo mismo con quienes hacen videos, YouTube paga alrededor de un dólar por cada mil visitas por video (que haya visto publicidad) pero aún así muchísimos vloggers piden que los visitantes donen en páginas como Patreon para ayudarlos económicamente ya que estarían en la quiebra subsistiendo de lo que Google -la tercera empresa más grande del mundo- les paga. ¿Por qué debemos ser los espectadores quienes paguemos si ya aguantamos la publicidad? Que de hecho no sólo está en los banners sino en las primeras opciones al buscar algo, en las recomendaciones de tiendas y sitios, en la especificidad del tipo de publicidad que se te aparece, etc.
Pensar en esto crea un caos ético sobre la forma en la que consumimos y trabajamos. Más allá de detener el avance de la tecnología habría que repensar cómo es que nos beneficia y cómo nosotros mismos podríamos exigir mejores condiciones para todos los que hacemos rica la conexión entre nosotros. Como usuarios ¿Qué tanto somos clientes y qué tanto trabajadores del Internet? ¿En realidad nos beneficia a todos por igual como se presume? Esto queda hasta aquí por ahora, esperando que el artículo que escribí sin un peso de ganancia obtenga muchos likes… De nada, Mark.
Colaborador del Laboratorio
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