Blog - Ecologismo hipster y otros cuentos

Ecologismo hipster y otros cuentos
Para Aristóteles, la polis tenía su origen en la naturaleza del hombre que busca en los demás humanos la mejor manera de proveerse para vivir bien. Aristóteles encuentra en el intercambio de bienes el principio de la vida en sociedad. Sabemos que como la comunidad humana fue progresando, la economía fue evolucionando hasta la complejidad que tenemos hoy, llámese como se llame (Liberalismo, capitalismo, imperio de riquetes desalmados, etc) la economía actual es el resultado del proceso llevado a cabo con el ideal de mejorar, facilitar, prolongar nuestra vida. Las empresas son esenciales en la reciprocidad que necesita la comunidad y en sus maneras de producir y vender están también las formas de hacer y consumir.
Uno de los problemas actuales que pocos se atreven a negar es la crisis ambiental, generada por la excesiva y descuidada extracción de recursos que las empresas han realizado. Como respuesta a este gigantesco inconveniente, han proliferado negocios con ideas earth friendly para autoproclamados consumidores responsables (o hipsters para los cuates). Bebidas en frasquitos que antes servían para mermelada, la guerra declarada ante los popotes, calentadores solares para bañarse con agua tibia porque “Pachamama no necesita más calor”; todo por tan solo una cantidad de dinero risible que sólo ganando en dólares se puede cubrir con facilidad.
Este tipo de compañías que ofrecen eliminar sus pecados ecológicos a cambio de precios ridículamente altos y algo de sacrificio a la comodidad, han generado amor y odio del público. Más allá de la despreciable arrogancia de empresarios y consumidores que se dicen ecológicos, el problema está en la falsedad de la imagen que venden. Invitan a la gente a gastar en un paraíso sustentable que, por ser ecológico, es una pocilga.
Las empresas han sabido seducir a clientes con el cuento de estar en sintonía con la naturaleza. Muñecas de trapo que “compiten” a las Barbies en 600 pesos, smoothies de espinacas orgánicas en mason jar por 100 pesos, hoteles sustentables sin aire acondicionado ni electricidad de alto voltaje, eso, muy comprensible por el calentamiento que produce y el modo de generar la energía; pero tampoco tienen puertas en los baños ni desayunos completos o más de dos personas que trabajen en el lugar y cómo imaginar una alberca. Esto por sólo 150 dólares la noche ¿Son negocios ecológicos o simplemente austeros que se venden como ecofriendly?
Este tipo de abusos son lo que hacen quedar a nuestra generación y al movimiento ecologista como una burla. Somos millenials estúpidos que tiramos el dinero en cosas dizque alternativas a empresas dizque sustentables, seguimos apoyando la misma economía injusta. Uno de los objetivos del Ecologismo es la igualdad, una cosa es pagar lo razonable y otra es pagar simplemente caro por productos y servicios que tienen cuento pero no proyecto atrás. Se debería apostar por lo que sea accesible para todos, es impresionante también cómo el turismo que se dice ecoamigable privatiza playas y espacios públicos.
En fin: No por evitar el uso de popotes se es un consumidor responsable, no por no ofrecer popotes la empresa es sustentable y no por ser caro es bueno. Si bien las empresas podrían cambiar la manera en la que aprovechamos lo que nos da la naturaleza, parece que en el mismo tono de siempre, los llamados emprendedores se han dedicado a explotar la moda más allá del concepto de lo ecológico. De todas maneras ¿Para qué cuidar a las generaciones futuras si se puede hacer dinero con la modita de hoy?
Colaborador del Laboratorio
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